¿Qué es la regla de las 3R?

¿Alguna vez escuchaste hablar de eso? Yo no tenia idea de qué se trataba, hasta que mi hermana un día llegó con la novedad de que todos teníamos que adquirir responsabilidad ecológica y aplicar las 3R. 

La regla de las 3R es una propuesta sobre hábitos de consumo promovida por la organización ecologista Greenpeace, que pretende generar hábitos de consumo responsable. Todo esto comenzó hace ya varios años, cuando en 2004 el Primer Ministro del Japón, Koizumi Junichiro, presentó la iniciativa.

El principio de las 3R se basas en algo tan sencillo como: 

• Reducir
• Reciclar y
• Reutilizar

Y es que es fácil de decir, pero ¿qué tanto somos capaces de hacerlo realidad?. Siempre estamos guardando cosas que no nos sirven, pero lo hacemos pensando en el algún día vamos a volver a darle uso, y eso es totalmente falso. Pasan los años y encontramos aquello que ya ni recordábamos que teníamos, y es cuando volvemos pensar que nos va a servir y lo dejamos en el mismo sitio. 

Varias de las grandes empresas industriales están tomando medidas para reducir el daño causado al medio ambiente, algunas por motivación propia, y otras porque cumplen con algunas regulaciones para poder producir. El punto que es que desde hace algunos años se está cuidando más al medio ambiente, pero, ¿cada uno de nosotros lo hacemos? o solo somos testigos que cómo la gente contamina a diario,  y son unos pocos los que ven la forma de mejorar sus hábitos.

Con esto no pretendo responsabilizar a nadie, más bien motivar a que poco a poco podamos cuidar nuestro planeta, poner en práctica la regla de las 3R y lograr optimizar los recursos. Yo podría agregar una R más; y es que si tienes algo que ya no vas a utilizar, también lo puedes "regalar" y contribuir a que el ciclo pueda seguir su curso. 

Me enamoré de ti y no te puedo olvidar

Esta frase es genial para quien tiene la posibilidad de decírsela a su pareja de frente, mirándole a los ojos y con la certeza de que al día siguiente va a poder volverle a ver y demostrarle que el sentimiento crece día a día. Pero también puede ser utilizada a la perfección por alguien a quien han dejado con el corazón roto sin motivo aparente.

Cuando somos adolescentes creemos enamorarnos de la primera personas que nos hace sentir bien y por supuesto, que nos gusta. Y es a la edad de más o menos 16 años (lo digo porque a la mayoría de personas que me rodean les pasó) que conocemos a nuestro "primer amor"; y es que, según la gente mayor, ese nunca se olvida. Yo recuerdo que en esa etapa pensaba: "el amor no se busca, llega cuando menos lo esperamos", y de hecho así fue. Luego, con el tiempo nos damos cuenta de que fue una bonita experiencia, pero no era realmente lo que debía ser.

Con el tiempo vamos creciendo en estatura, edad y madurez, y nuestro entorno varía de tal forma que generamos un mejor criterio para escoger a nuestra pareja, y comenzamos con un proceso de selección y evaluación a conveniencia propia. Después de algunos intentos fallidos (en algunos casos, varios) logramos descubrir que tampoco es eso lo que buscamos y entendemos que también es necesario dar lo mejor, compartir eso que con tanto recelo nos habíamos reservado para sí mismos.

De pronto aparece, sin avisar, esa persona ideal, no la que siempre soñamos, pero sí la que siempre quisimos que nos acompañara en esa relación tan propia y tan única de las parejas, y que quede claro que no estoy hablando de un noviazgo como tal, más bien del amor verdadero. Empezamos a actuar de tal forma que esta persona que nos interesa tanto sepa que existimos, e iniciamos con una investigación prolija que nos permite conocerla tanto que en el próximo encuentro buscamos cualquier excusa para complacerle con algo que sabemos, le gusta.

¡Qué lindo enamorase! sobretodo cuando es de esa persona que nos hace sentir nervios cada vez que se acerca y que con sus besos nos lleva a un lugar indescriptible, en el que somos capaces de olvidarlo todo. Esa persona que nos inspira día a día a hacer las cosas mejor; y la relación se vuelve mágica cuando la llegamos a admirarla por sus cualidades y logramos entender sus defectos para amarla sin condición. Eso es estar enamorado.

Yo sé... ya me puse cursi, pero es la vedad, así es el amor o al menos así lo viví yo alguna vez, por lo que puedo decir: "Me enamoré de ti y no te puedo olvidar".

Primera publicación

En realidad no es mi primera publicación en un blog, alguna vez tuve que abrir uno como parte de un curso de redacción, pero ya no recuerdo cuál era el título y la contraseña, y eso que no fue hace mucho tiempo.
Tampoco recordaba el proceso para la creación del blog, y traveseando por ahí un rato decidí darle un aspecto clásico con este tipo de letra que recuerda a las ya obsoletas máquinas de escribir. Una gran herramienta y un avance tecnológico para hacer publicaciones escritas, del que actualmente conservamos la esencia por la ubicación del abecedario en el teclado, aunque por ahí leí que piensan cambiarlo, seria una locura. 
En mi sala conservamos algunas máquinas de escribir antiguas, y recuerdo haber perdido mi primer curso de mecanografía en una de las clásicas "Royal", esa era el nombre de la marca. 

Aprovechando que soy fanático de la fotografía y he estudiado un poco, corrí por mi cámara, le instale el flash y fui a tomar una foto de una de las máquinas que te comenté.
Ayer que se me ocurrió iniciar con este blog también se me atravesó por la mente crear una fanpage en Facebook para promoverme como fotógrafo profesional. La idea con este espacio es publicar a diario sobre cualquier tema, estuve pensando unas horas antes de empezar acerca de qué iba a escribir y decidí no tocar ningún tema en específico, por lo que me tomo la libertad de comentar un poco de todo. 
Debo confesar que sentí un poco de miedo de dejar en el olvido a este espacio cibenético en el momento justo en que recibí una llamada telefónica que duró cerca de una hora, la buena noticia es que volví para dejar fluir las letras. 
Espero que este blog, que comenzó como un capricho mental, se convierta en un lugar que pueda ayudar a más de uno, aferrándome a la base de las funciones de la comunicación.